miércoles, 16 de marzo de 2011

CAPÍTULO II El dominio de sí


CAPÍTULO II
El dominio de sí
(Arturo Gutiérrez Luna, de la tesis: Atisbos del cuidado de sí y la hermenéutica del sujeto. Hacia una genealogía de la ética foucaultiana)



Lo que me interesa de la cultura helenística, de la cultura grecorromana, a partir de aproximadamente el siglo II a. C. y hasta el siglo II o III d. C. es un proceso para el que los griegos tenían un termino especifico: epimeleia heautou, que significa el cuidado del propio yo. No significa solamente estar interesado en uno mismo, ni tampoco que se tenga ninguna tendencia al apego o fascinación por uno mismo. Epimeleia heautou es una frase muy poderosa en griego que quiere decir: trabajar en o estar interesado en algo.
Foucault Michel,
“Del yo clásico al sujeto moderno”, en
El yo minimalista y otras conversaciones

Necesito expresar algunas palabras en torno a las pesquisas de Foucault relacionadas con el cuidado de sí en un libro suyo dado a la luz póstumamente: Hermenéutica del sujeto. El tema del cuidado de sí aparece temprano en las investigaciones del filósofo francés. Foucault lo descubrió en Paris en respuesta a su padre y las inquisiciones de la locura, lo persiguió en Túnez al indagar el poder, la vigilancia y el panoptismo, lo refirió en Ginebra cuando la diplomacia le dejó el tiempo necesario para proponer las primeras indagaciones del saber, lo discutió en Brasilia relacionándolo con la defensa de la sociedad civil y lo confrontó con la vida cotidiana en Boston.
Habrá que recordar la foto que lo presentara plantado al borde de la gran mesa redonda o imaginarlo al menos en esos menesteres. Rodeado de libros y de pliegos que va entregando a carpetas rotuladas para el caso. Leyendo, anotando inacabables resúmenes y escrupulosas consideraciones a libros y fojas, siempre de frente a su interlocutor enésimo, a quien expresa y explica sus hallazgos, con quien también se solaza en periplos intelectuales o prácticos, al fin amo y señor del archivo.
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2 comentarios:

Marifer dijo...

Respecto a tu comentario sobre el cuerpo y alma ....
¿Cuerpo y alma
entendidos como dos realidades de origen distinto y donde una
debe buscar liberarse de la otra) ¿Fuerzas que buscan metas
diferentes y se oponen una a la otra como los dos caballos de un
tiro> Pero lo que de todos modos debe retenerse para definir el
estilo general de esta "ascética" es que el adversario al que
debe combatiese -por alejado que esté, por su naturaleza, de lo
que pueda ser el alma, o la razón o la virtud- no representa
otro poder, ontológicamente extraño. Uno de los rasgos
esenciales de la ética cristiana de la carne será aquel vínculo
de principio entre el movimiento de la concupiscencia, bajo sus
formas más insidiosas y secretas, y la presencia del Otro, con
sus mañas y su poder de ilusión. En la ética de las aphrodisia, la necesidad y la dificultad del combate dependen bien
al contrario de lo que se despliega como una justa con uno
mismo: luchar contra "los deseos
y los placeres" es medirse con uno mismo.
En La república, Platón subraya cuán extraña, algo risible y
trillado es una expresión familiar, a la que él mismo recurre
tantas veces:97 aquella que consiste en decir que uno es "más
fuerte" o "más débil" que uno mismo (kreittón, héttón heautou).

Tomado de la historia de la sexualidad II . El uso de los placeres...

Marifer dijo...

Sobre el control de uno mismo….

Si uno "no se oculta nada a sí mismo", ni "se perdona nada", es para poder memorizar, para tenerlos después presentes en el ánimo, los fines legítimos, pero también las reglas de conducta que permiten alcanzarlos gracias a la elección de medios adecuados. La falta no es reactivada por medio del examen para fijar una culpabilidad o estimular un sentimiento de remordimiento, sino para reforzar, a partir de la
constatación recordada y meditada de un fracaso, los instrumentos racionales que aseguren una conducta sabia.
c. A esto se añade la necesidad de un trabajo del pensamiento sobre sí mismo; deberá ser más que una prueba destinada a tomar la medida de aquello de que somos capaces; deberá ser también otra cosa que la estimación de una falta en relación con las reglas de conducta; debe tener la forma de una filtración permanente de las representaciones: examinarlas, controlarlas y seleccionarlas. Más que un ejercicio hecho a intervalos regulares, es una actitud constante la que hay que adoptar respecto de uno mismo

Tomado del Cultivo de sí. Historia de la sexualidad III . Pág. 72